Tras todos estos días de confinamiento en casa (#yomequedoencasa), quería compartir con vosotros la siguiente reflexión:
Estos días estamos viviendo una situación de emergencia provocada por el COVID-19. Cada uno de nosotros lo estamos viviendo de forma diferente: a la expectativa, con ansiedad, miedo, rabia, expectante, viviendo el instante…
Es un gran momento para aprender a gestionar nuestras emociones. Darse cuenta de lo que sentimos, identificar la emoción, y si esta no nos hace sentir con bienestar, comenzar a gestionarla. Solo depende de ti.
No esperemos que los informativos nos den buenas noticias para cambiar nuestra emoción. No demos el poder a otros para gestionarla. Empodérate y gestiónala por ti mismo.
Quería compartir con vosotros una experiencia de estos días vivida por la situación del COVID-19. Hace unos días falleció el padre de una amiga. Me sentía mal por no poder salir a verla, acompañarla en estos momentos de dolor, abrazarla y darle consuelo…
Ella, además del dolor por haber fallecido su padre, lamentaba no haber podido despedirse de él, ni poder acompañarle en sus últimos momentos.
Me decía sentir un dolor enorme por esa situación vivida. Es enfermera y ha acompañado a muchos pacientes en el momento de fallecer, ya que se encontraban solos al no poder estar sus familiares con ellos. Les cogía de la mano hasta su último minuto de vida. Y yo, no lo he podido hacer con mi padre, y se echaba a llorar. Yo le animaba para que gestionase su emoción, difícil en esos momentos, pues la emoción que sentía ella la tenía que vivir. Tristeza pero sin anclarse en el sufrimiento. Le estuve diciendo, que había hecho todo lo que podía y quería, se había ocupado de él en vida y que se quedase con eso. Que tenía que mirar hacia delante, estar con su madre, familiares. Cuidarse ella misma, pues había estado en el hospital en contacto con muchos pacientes que tenían COVID-19. Sé que es difícil decir a una persona con tanto dolor por la muerte de un ser querido, que se dé cuenta de ello.
Ayer volví hablar con ella para ver qué tal estaba. Y cuál fue mi sorpresa que casi no podía hablar, le faltaba el aire, le dije: ¿Qué te pasa? ¿Cómo estás? Me contesto: tengo COVID-19. Hace dos días comencé a sentirme mal, no poder respirar, y me tuvieron que ingresar. He mejorado y me han mandado a casa. Tras continuar hablando con ella de lo ocurrido, me dijo: Manuela, he aprendido algo, todo puede empeorar, por tanto, tengo que agradecer que estoy bien, al igual que mi madre, hermanos, sobrinos. Ello no quita que sienta un dolor muy grande por el fallecimiento de mi padre.
A la vez que tenía pena y quería abrazarla, me dio alegría que tuviese ese aprendizaje. Aprendizaje que yo le indiqué hacía unos días cuando hablábamos telefónicamente. Dentro del dolor que tenía no era capaz de ver más allá, y muchas veces nos tiene que ocurrir algo peor para valorar la situación. Un gran ejemplo de gestión de emoción
No demos lugar a vivir una situación peor para comenzar a gestionar nuestras emociones. Comencemos YA, en estos momentos complicados. No perdamos la esperanza de que pasara. Esperanza que nos ayudará a vencer esta pandemia y a salir fortalecidos como personas, sociedad, empresa y un gran aprendizaje personal.
Por favor, @quedateencasa @juntospodemos @prontocelebraremosquetodohapasado
Si necesitas apoyo emocional. Contacta conmigo
Cuidaros y mucho ánimo
